lunes, 11 de febrero de 2008

El rastro valenciano

Aquello, textualmente hablando, es Babel. Rumanos, gitanos, marroquíes, ecuatorianos... toda la banda... Se trata de un mercado informal perfectamente bien ubicado, justo en la plaza Luis Casanova, la cual se encuentra a un costado del futbolerísimo estadio Mestalla (donde juega el Valencia). La Beba y yo vivímos a unas tres o cuatro cuadras de allí, por lo que es fácil llegarle en las mañanas-madrugadas los domingos, para echarle un ojo a las antigüedades, reliquias, basurillas y objetos de dudosa procedencia (bicicletas) que llegan a comercializarse por unos módicos euros.
A mí me gusta el arte del recoger, husmear, buscar-encontrar. Pero soy bien malo para regatear. Digamos que no tengo esa habilidad y vaya que te hace falta cuando vas a comprar algo al rastro. En específico, todo mundo va a buscar bicis, que, lamentablemente son las que chingan de las calles valencianas. Me enteré del caso de una compañera de la Universidad que sufrió el robo de su flamante Decathlon de 350 Euros. Por supuesto acudió al rastro y la encontró allí. El cuate la remataba en 60 Euros. Chale... ¿De verdad hay una diferencia clara entre el primer y el tercer mundo?, ¿existe?.
Estamos acostumbrados a vivir en el mundo del bisne. En México es natural, nos acostumbramos y no nos sorprende nada. La diferencia es que tradicionalmente en México, el trueque existe desde tiempos memoriables... digamos prehispánicos, por eso me cago de la risa cuando algún funcionario dice que alterará el primer cuadro del Distrito Federal para quitar a los ambulantes.. ja ja ja... eso es otra cosa...
No cabe duda, todos somos integrantes de esta aldea global. Todos pertenecemos a este Megababel.

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